Para este juego necesitan unas esposas para atar las manos de su pareja a la cama y un pañuelito de seda para tapar sus ojos. Quien asuma el papel del dominador podrá jugar con el cuerpo de su pareja, ¡hasta enloquecerlo de deseo! Sólo cuando “ya no dé más” lo liberamos… Hagan este juego con mucho cuidado y con la premisa de que el placer es lo esencial.
miércoles, 18 de febrero de 2015
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