También podemos jugar a ser otra persona o, incluso, un personaje de ficción. El uso de disfraces es una práctica que divierte a muchas parejas. Si aún no se han animado, es momento de probar. De repente él puede ser tu súper sexy Jack Sparrow, muy al estilo de Johnny Depp en Piratas del Caribe. Y chicas, ¡anímense a las pelucas! Escojan una que les quede de maravillas y vivan la fantasía de ser otra, seduciendo a su pareja como lo hicieron la primera vez.
miércoles, 18 de febrero de 2015
La dominadora
Para este juego necesitan unas esposas para atar las manos de su pareja a la cama y un pañuelito de seda para tapar sus ojos. Quien asuma el papel del dominador podrá jugar con el cuerpo de su pareja, ¡hasta enloquecerlo de deseo! Sólo cuando “ya no dé más” lo liberamos… Hagan este juego con mucho cuidado y con la premisa de que el placer es lo esencial.
Jugar a las cartas
No suena muy erótico, ¿verdad? A no ser que suban la apuesta de manera sexy y divertida. Para este juego hay que ponerse en clima: velas, comida rica, vinito, ropa sexy. No vamos a apostar dinero, sino a quitarnos la ropa que llevamos puesta, a hacer un striptease, a complacer a nuestra pareja con alguna fantasía o con su práctica sexual favorita. Así que barajen esas cartitas y apuesten, ¡que en este juego ganan los dos!
Cita con un desconocido
¿Qué tal tener un amorío de una noche, pero con nuestra propia pareja?
Vestite para matar y citalo en un bar o en una discoteca. Finjan que no se conocen y hagan cosas que saben que erotizarán al otro: tal vez pasarle tu pie por la entrepierna o susurrarle que no llevás lencería puesta o darle un besito húmedo en su oreja… El calor irá subiendo y, si no pueden resistir, no esperen llegar a casa para comerse a besos.
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